Primeramente, es preciso reconocer que la presencia cristiana
en Latinoamérica data de poco más de quinientos años, lo cual significa que hay
un historial de la cristología, por ejemplo, al
inicio se reflexionó sobre la presencia de Cristo en el indio oprimido. Entretanto,
Jon Sobrino[1]argumenta que la
cristología latino americana tiene como una característica presentar la verdad
de Jesucristo desde la perspectiva de la liberación.
Teniendo en cuenta la opción de por los
pobres, la justicia, la libertad, etc. En efecto es una cristología con
base al contexto socio-cultural y
religioso, bajo pobreza y marginación. Apunta también a un encuentro con Cristo
desde los pobres. A su vez, presenta a un Jesús más humano; no solo divino,
dogmatizado, abstracto, desligado de la realidad. Lo cual supone el
reconocimiento de la religiosidad popular, es decir, la fe sencilla del pueblo
(SitzimLeben). Como otra
característica: Cristo es presentado como liberador: siendo esperanza y un signo
de los tiempos para un continente que vive bajo la opresión y la pobreza, eso
plantea una nueva identidad de Cristo. Se trata de una nueva imagen que puede
resultar conflictiva ya queimplica la denuncia profética. No ideologizada. En
efecto se quiere superar así una imagen de Cristo absoluto sin relación. En sintonía con lo anterior, puede ser
afirmado que con Puebla y Medellín se abrió una nueva perspectiva
para la cristología latino-americana. De forma concreta en Medellín se aborda la figura de Cristo desde el interés salvífico
(liberación). El acto de la κένωσιςes señal de pobreza del propio Cristo. El pobre es
considerado un lugar hermenéutico para comprender a Cristo (cf. Mt 25).
Seguidamente, en Pueblaexiste una
búsqueda del rostro de Cristo, que privilegia su presencia en el pobre
(destinatario privilegiado). Eso supone que para conocer a Cristo es necesario
conocer al pobre.
Todo lo dicho anteriormente permite descubrir nuevos aportes a la cristología para que haya una reflexión encarnad y reconocimiento a la importancia del Jesús histórico. Efectivamente es planteada una nueva imagen y nueva fe, a propósito de la liberación que es esencial en los relatos del evangelio, dado que debemos seguir al ejemplo del NT. En otras palabras proponevolver a Jesús. Después, la opción por los pobres se convierte en un lugar teológico y signo de los tiempos (CVII), es por tanto, una hermenéutica actualizada, que nos abre también al discernimiento. Así pues, en AL hay fe real en Cristo, y tal situación nos enseña a pensar. En suma, Sobrino pone a Jesús histórico como punto de partida de la cristología ante cualquier ὕβρις que pueda existir. Cuestiona otras metodologías: el de la absoluta absolutización de Cristo, la hermenéutica existencial bulmanniana, la teología liberal, etc. Además se propone buscar a Dios en donde está, lo cual desvela una cristología eclesial (por ser la fe comunitaria - corporeidad).Pues, la realidad social es creación de Dios. Por otro lado, conocer y seguir a Cristo nos remite a los pobres e invita a ser alter Christus. De alguna forma, en el mundo de la pobreza convergen los pobres y Jesús. Definitivamente la cristología latinoamericana no desea reavivar la misión imposible de construir a Jesús biográficamente (crítica del S. XIX), tampoco cuestiona los dogmas ni busca relacionar el Cristo que predica con el Cristo predicado (κήρυγμα)según los postbultmannianos. Más bien, ofrece una cristología existencial, que tenga relación con la vida cotidiana, presentando un Cristo desmitificado, desidolatrado, despacificado, etc.De hecho se habla de una πρᾱξις en vista al seguimiento de Cristo total y real (abajamiento, solidaridad, liberación, etc), más allá del aspecto cronológico, porque el seguimiento aquí es visto como Μυσταγωγία, un volver a Jesús (NT).Por lo tanto, se resalta la verdadera humanidad de Jesús; al modo como vemos elementos humanos en las cartas del NT; el mismo Pablo hace referencia intrínseca a Jesús de Nazaret (sufriente, Crucificado, etc.), eso nos lleva a deducir que ser cristiano consiste en conocer y actuar como Jesús.
Finalmente, la cristología Latinoamérica intenta seguir el
modo de proceder de los evangelios, siendo buena noticia edificante para la fe
personal y comunitaria, teniendo a Jesu cristo encarnado como centro de su hermenéutica.