¿Cómo es posible comprender la verdad del hombre, si éste
se comprende a partir de su relación con el mundo?
Introducción
La intención y la idea del presente trabajo consisten
en reflexionar sobre la Naturaleza y la
Gracia; también se intentará responder a la pregunta: ¿Cómo es posible comprender la verdad del hombre, si éste se comprende
a partir de su relación con el mundo? Específicamente,la tarea va a ser
desarrollada desde el texto de Hans Urs von Balthasar: “El camino de acceso a la
realidad de Dios”[1].
En primer lugar, cabe resaltar que el
concepto de naturaleza (physis) designa a la creaturalidad del ser humano. El
hombre hace parte de la naturaleza sensible desde el primer momento de su
existencia y tal realidad lo comparte con otros seres vivos (familia, sociedad,
ecología, etc). Pero no todo acabaen eso.
Por otro lado está la gracia que consiste en
el diálogo entre Dios y el ser humano, por la iniciativa divina alentregarse
libremente. Entiéndase como una comunión personal con mirasa la salvación. Así
la gracia está cercana al ser humano y la naturaleza está orientada a la
gracia. Es Dios mismo el que concede a que nuestra naturaleza humana pueda
conocer y acceder a Dios.
En definitiva, el hombre es un misterio para
sí mismo y trata de alcanzar su autocomprensión desde Dios. Así, claramente se
ve como un ser no cerrado en sí mismo. Es un ser abierto al mundo. Puede
influenciar y ser influenciado al mismo tiempo. Tal vez, a modo de ejemplo, la
encíclica Laudato Si demuestra el profundo
cuestionamiento del hombre en cuanto a la relación con la Creación (ecología-casa
común), con Dios, con los demás, etc. En suma, la persona humana sólo existe en
las relaciones yo-tú-nosotros. El documento de Puebla (322) en esta misma línea
precisa los rasgos de estas relaciones: «la relación del hombre con el
mundo, como señor; con las personas como hermano y con Dios como hijo».
Finalmente, Dios como
el autor de la vida permite al hombre comprender su verdad ante el mundo
mediante la gracia (el amor).
Experiencia
de amor y trascendencia mediante la Gracia
El hombre tiene conocimiento de su propia
existencia, de sus estados y de sus actos.Tambiénes capaz de co-responder libre
y totalmente a la experienciadel amor (tal cual se da entre un niño y la
madre). A su vez, es capacitado (no determinado) con su espíritu y puede amar
al otro.Ser amado y amante simultáneamente. No así los animales. En la visión
cristiana es por medio delagracia que la salvación llega a ser realidad. Consecuentemente,
el ser humano además de su aspecto sensitivo es capaz de formular sus propias
ideas basadas en la vivencia originaria delagracia, incluyendo así una apertura
al amor de Dios, el tú divino.
A veces, tal vez uno no se da cuentadel amor incomparable
de Dios, porque el amor absoluto sólo puede dirigirse libremente al hombre a
partir de sí mismo. En esa misma dimensión de amor lo que permite la correspondencia
amorosa entre la diversidad de ser de las personas es la unidad de naturaleza
(physis) y gracia.
El
amor de Dios como autor de la naturaleza
Evitando cualquier prejuicio y viendo con los
ojos de la fe es posible distinguir que la naturaleza es obra de Dios. En
efecto no podemos negar la naturaleza, pues ella es la fuente y compendio de
todas las virtualidades que hay en un ser. El hombre recibe de Dios con su
entidad la naturaleza humana y queda relacionado con Él como Creador de esta
naturaleza. Tal realidad favorece una dialéctica con lo divino.
Eventualmente, la idea de Dios pasó por el mito, con lo cual se intentó explicar la
experiencia primaria del amor entre los hombres, descrita en la potencia de la
naturaleza. Entonces se deduce que de alguna forma ya estuvo presente en el
pasado la idea del amor de Dios. El hombre experimenta el gran misterio divino,
a alguien que le bendice, da favores, protege y al cual pretende abandonarse.
Por otro lado,para la concepción de Israel es
Dios el que crea el mundo y el que elige un Pueblo (cf. Deuteronomio 7,6), al
parecer, por un amor sin fundamento, sin absoluta contradicción, un amor que
supera toda comprensión. Y por su parte el Pueblo demuestra que el Dios que
elige es también único y excepcional.Naturalmente, el Pueblo lo puede rechazar
(efecto del pecado), pero el amor siempre está para el hombre porque Dios no se
arrepiente de sus elecciones.
El
conocimiento de Dios desde la naturaleza y desde la gracia
En principio no se excluye el conocimiento
natural de Dios porque hay en nosotros un deseo natural de conocerlo. El ser
humano está existencialmente abierto a Dios en cuanto anticipado por la gracia.
De esa forma la naturaleza y la gracia se compenetran mutuamente para acceder
al conocimiento de Dios.
El hombre recibe el amor de forma natural por
ser parte de la creación, reflejo: puede ser el amor intrahumano, semejante
sentimiento frente a una maravillosa obra de arte. Eso significa que en la
naturaleza humana se da la posibilidad de conocer y amar a Dios (Santo Tomás de
Aquino).De modo que demuestra nuestra situación privilegiada de hijos. Después,
Dios se autocomunica por medio de Cristo, a cuya revelación el hombre puede
responder libremente por ser el único capacitado entre los demás seres.
Ahora bien, es reconocible la inquietud del ser
humano por encontrar a Dios. Siempre estamos en búsqueda constante: ¿Existe
algún acceso a Dios? ¿Qué caminos hay? Por cierto, al Dios de la revelación y
de la gracia es a quien el hombre debe buscar. Definitivamente, hay acceso y
camino para llegar al conocimiento de Dios; pero la posibilidad de acceder a
Dios, implica la libertad. Dios siempre tiene la iniciativa de llamar al hombre
a su encuentro a lo cual el hombre responde mediante el don de la fe. También
es necesario querer conocer a Dios para conocerlo. Propiamente, la Iglesia
enseña que la naturaleza no es la única forma para llegar a conocer a Dios,
sino como una de las maneras posibles.
Testimonio bíblico. De
acuerdo con la Sagrada Escritura es posible tener acceso a la realidad de Dios:
San Pablo, en sus discursos pronunciados en Listra y en el Areópago de Atenas,
declara que Dios había dado testimonio de sí a los pueblos gentiles con
incesantes beneficios y que es fácil encontrarle, pues está muy cerca de cada
uno de nosotros; «porque en El vivimos y nos movemos y existimos» (Hch17, 28).
Además, observando la naturaleza uno puede darse cuenta de la maravillosa obra
de Dios, dador de vida. Dicha aproximación es un conocimiento natural.
¡Qué
grandes son tus obras, oh SEÑOR, cuán profundos tus pensamientos! (Salmo 95:2)
Conclusión
Se ha estudiado
brevemente la naturaleza y la gracia con el ámbito de vida propio de cada una.
También fue posible ver la unión y armonía entre las mismas. Pues, la
naturaleza es obra de Dios y la misma es la constitución que tiene el hombre de
por sí. Él experimenta el amor de Dios en su ser integral y está siempre
abierto al otro, a Dios mediante la gracia.
Por otro lado, es la
gracia misma la que despierta en la naturaleza el deseo de la gracia. Ella
conduce al hombre a aspirar el amor del tú divino, la que impulsa a elevar el
espíritu al encuentro del Amado. De tal manera, todas las necesidades de la
naturaleza son llenadas por la gracia en elevado grado; por tal motivo la
naturaleza desea unirse a la gracia.
El hombre es el
sujeto receptor del amor y mediante esopuedeexperimentar el ser de Dios. Así
mismo, la naturaleza recibe tanto amor sin merecer y entender muchas veces. Por
eso el hombre siempre estará invitado (no coaccionado) a recibir y vivir unido
a la gracia.
El hombre unido a
Dios descubre su misterio y responde a las mayores preguntas sobre su ser.
Lo anterior permite expresar que el hombre
fue creado por Dios no como un ser aislado de los demás, está relacionado con
el mundo, hace parte de la creación. Es criatura amada gratuitamente y con
capacidad para trascender. Es capaz de comprenderse, preguntar y reflexionar
sobre sí mismo. Aunque su vida sea pecadora estará siempre invitado a la
conversión por medio de la Gracia. De la misma manera, el hombre como criatura
es llamado a un destino que trasciende absolutamente sus capacidades y fuerzas
y que es donado gratuitamente por Dios; realizándolo plenamente como criatura
mediante la gracia, incluso, en una época marcada por el secularismo y el
olvido de Dios.