Romanos
6,1-23[1]:
El cap. 6 abre el tema de la vida en Cristo por medio del bautismo. Conviene
subrayar que para ser miembro del cuerpo de Cristo es necesario ser bautizado;
a través del mismo, uno es incorporado a la Iglesia y a la esfera salvadora de
Cristo (Sacramento Pascual). Ahora bien, de manera específica, Pablo utilizará
la palabra bautizar (βαπτίζω),
versículos 3-4, en el sentido de sumergirse en el agua, para ahogarse y morir.
Así, el cristiano se crucifica y muere con Cristo (cf. Col 2,12), muestra
asegurada de la redención. Sigue el bautizado a su Señor para después
experimentar la resurrección (cf. 1Cor 15,29). También, los vv. 13-14 permiten
comprender lo que implica ser bautizado, saliendo de comportamientos indignos
de la vida pasada (cf. 1Cor 6,11). Finalmente, los vv. 15-23 complementarios de
vv. 1-14 muestran claramente el compromiso del bautizado con la moral, la
justicia y la santificación, pero ya no bajo la ley mosaica (cf. Rom 6,15) y se
conforma ἐν καινότητι ζωῆς
(v. 3).
1Corintios
1,10-17[2]:
Esta sección habla sobre las facciones en Corinto a causa de enseñanzas
desviadas de otros movimientos religiosos o abanderamiento con uno u otro de
los evangelizadores (cf. Rom. 16,23). Entonces, Pablo hace un llamamiento a la
unidad y, evitando substituir a Cristo (vv. 10-16), a estar en perfecto acuerdo
(cf. Fil 2,2; Rom 15,5; 1Tim 5,2; 1Cor 3,22), ya que el cristiano pertenece a
Cristo, independientemente de quien le administre el bautismo, es decir, Cristo
no es monopolio de nadie. Tal vez para bautizar no era necesario alguna
preparación especial, por tal motivo Pablo dejaba a otros administrar (v.17),
porque su misión era predicar el evangelio. Conviene aclarar que Pablo sentía
estima por el sacramento del bautismo (cf. 1Cor 10,2).
1Corintios
12,1-31[3]:
El cap. 12 hace parte del cuarto discurso
y los vv. 1-11 hablan de los carismas del Espíritu (cf. Rom. 12,3-8; Ef. 4,4-7;
1Cor 2,6-8). En los vv. 10-17[4]
Pablo manifiesta que todos los creyentes comparten el don del bautismo en el
Espíritu Santo (cf.1Cor 6,19; Rom 8,26-27), así pues, vivir en el Espíritu será
igual a vivir en Cristo. Conviene destacar, que el apóstol utiliza el verbo
σφραγίζω (cf. 2Cor 1,21-22) para dar a entender la conexión entre el don del
Bautismo y del Espíritu Santo (dimensión pneumatológica). El apóstol deja claro
que existen varios tipos de dones (vv. 14.19.20). En definitiva, todos los
efectos que emanan del bautismo provienen del Espíritu para ordenar la Iglesia
(vv. 27-31).
Gálatas
3,15-29[5]:
Esta perícopa (segundo argumento) hace
una comparación entre la promesa de Abrahán y la Ley mosaica (cf. Rom. 4,13-15),
sosteniendo que la promesa llega por medio de Cristo (vv. 15-18), así se rebaja
el valor de la Ley en los vv. 19-20. En efecto, es la única parte donde aparece
la palabra bautismo. En los vv. 26-29[6].
Pablo dará a entender que el bautizado es heredero (κληρονόμος) de la promesa
(cf. Rom. 4,9-14) por el vínculo a Cristo (v.29), y no por la circuncisión, ya
que la justificación es gratuita (cf. Rom. 11,32). Finalmente, nos da a entender
que la fe y el bautismo se incluyen mutuamente porque somos hijos de Dios por
la fe ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ (v.27). Asimismo, por el bautismo somos UNO en Cristo, y
no existe distinción porque somos hijos de Dios (cf. Ef. 1,10; Rom. 8,15-16), con
única dignidad (cf. 1Cor. 12,12).
Efesios
4, 1-5,20[7]:
En esta sección Paulo da una exhortación
de carácter doctrinal, en los vv. 1-6[8]
exhorta a que los incorporados a la Iglesia por el bautismo sepan responder a
la vocación recibida. En efecto, el motivo para citar el bautismo (ἓν βάπτισμα, v.5), entre los dones y virtudes,
es porque unifica a los creyentes (vv. 4-16), que confiesan a Cristo como un
solo Señor (cf. Ef. 2,16.18; 1Cor 8,6; Col 4,18; Flp 1,7). La nueva vida en
Cristo (vv. 17-24) hará dejar cualquier seguridad pagana y los vicios (vv.
25-32), por eso lo mejor es vivir como Jesús (cf. Gál. 2,20) para participar de
la herencia del Reino (vv. 3-14), siempre movidos por el Espíritu (vv. 15-20), y
con espíritu agradecido (cf. 1Ts 3,18).
Hebreos 5,11- 6,12[9]:
Esta perícopa, a modo de exhortación, describe la situación eclesial (vv.
11-14), pide avanzar y madurar sobre los cimientos (cf. 1Cor. 3,10) como
bautizados (6,1-3[10]).
Específicamente, el autor sagrado no utiliza la palabra baptisma (bautismo) sino escribe en forma plural βαπτισμός en el v.2. También, el
texto induce a mantenerse fiel, manteniendo el protagonismo y la dignidad, ya
que participamos del Sacerdocio de Cristo (cf. Rom. 12,1-2) a través del
bautismo. En los vv. 4-8 se ve una preocupación para que no haya un retroceso
en la fe después de gustar el don y saborear las buenas nuevas (cf. 2Cor.
4,4.6; Ef. 5,14). De ahí que, los vv. 9-12 demuestran esperanza al respecto de
la fidelidad y buena conducta, a imitación de los que heredan las promesas (cf.
Gál. 13.29; Ef. 1,13-14).
POR:
[1] Cf. Jordi Sánchez Bosch, Comentario Bíblico Internacional (Estella:
Verbo Divino, 1999), 1437-1440.
[2] Cf. Jordi Sánchez Bosch, Escritos Paulinos (Estella: Verbo
Divino, 1998), 204-205. También, cf. Richard Kugelman, Comentario Bíblico
“San Jerónimo”, IV (Madrid: Cristiandad, 1972), 14-16.
[3] Cf. Sánchez Bosch, Escritos, 210-211.
[4] Cf. Maurice Garrez, La primera carta a los Corintios (Estella: Verbo
Divino, 1989), 38-39.
[5] Cf. Sánchez Bosch, Estudios, 265-266.
[6] Cf. Edouard Cothenet, La carta a los Gálatas (Estella: Verbo Divino,
1981), 84-87.
[7] Cf. Sánchez Bosch, Estudios, 407-410.
[8] Cf. Teodorico Ballarini, Introducción a la Biblia (Bilbao: Mensajero,
1967), 202-204.
[9] Cf. Sánchez Bosch, Estudios, 479-480.
[10] Cf. Simón Kistemaker, Exposición de la Epístola a los Hebreos
(Michigan: Libros Desafío 1991), 142-147.